jueves, 18 de febrero de 2016

Tenía el talle de un clavel



Tenía el talle de un clavel
adornando su cintura.
Labios que no saben a miel.
Reflejado en el  pelo
llevaba el fuego de su piel.

Labios sabor a Fortuna.
Escuecen pero no curan.
Cuéntame cómo pasó.
Por qué no te quitaron el polvo.
Con las ganas que tú tienes.
Con las que tengo desganadas.
Hay que ser julai
pa’no darse cuenta
Muchas veces hay que empujar
sin preguntar si entra
¡Ay! Ahí hay más de mí que de ti.

Bebo tus lágrimas a besos.
Bebí a sorbos tus pecados.
Bebé, no me vengas con eso.
“Sabés” que no es exagerado.
Vives ¿sabes?
Este no es mi verano.

Adrián Gª Escudero.





Sendero



¿Te cansaste ya, gitana,
de recorrer este camino?
¿Ofrece este sendero
sólo unos pies fríos?

El deseo y la ilusión
dejaron de ser tu abrigo.
Se agolpó en tu espalda 
el tiempo y el hastío.

El brillo de tus ojos,
aquellos ojos mendigos,
del olor del clavel
al metálico sombrío.

A las puertas de tu casa
al viento maldigo
pues no se reflejarán mis ojos
en las aguas de tu río.

En noche de cuarto menguante
desapareciste del recorrido.
Te fuiste sin el perro,
aquél que era mío.

Te cansaste ya, gitana,
de recorrer este camino.
Ofrece este sendero,

sólo unos pies fríos...


Adrián Gª Escudero.